sábado, 15 de octubre de 2011

Conoce mi Ciudad

La Ciudad de Natá de los Caballeros es la más antigua del litoral pacífico y la segunda en tierra firme, después de Santa María la Antigua del Darién en 1519, fue fundada el 20 de mayo de 1522.
Los españoles fueron los primeros colonizadores y conquistadores de Natá y le correspondió a Don Gonzalo de Badajoz llegar a esta región en 1515, cuando después de haber obtenido gran cantidad de oro de parte del Cacique París, ansiando más quiso volver a atacar al Cacique sufriendo una fuerte derrota que lo obligó a dejar lo adquirido a la comarca del Cacique Anatá, Natá o Natán, apreciando la gran fertilidad y riqueza de la región bañada por el Río Grande y Río Chico.
Primeros colonizadores
Los españoles fueron los primeros colonizadores y conquistadores de Natá. En 1516 llega a esta comarca el Licenciado Gaspar de Espinosa, Alcalde Mayor de Castilla de Oro, siendo bien recibido por el Cacique Natá, según documentos que reposan en los Archivo de Indias de Sevilla, España. Allí permanece cuatro meses y demarca la nueva población que más tarde se convierte en el centro de futuras expediciones para la conquista y colonización de otras regiones y países del continente.
Al llegar al territorio del cacique Natá, no pudieron disimular su asombro al punto que el conquistador Gaspar de Espinosa lo consignó en la cuarta relación que le hizo al gobernador Pedro Arias Dávila sobre sus incursiones por estas tierras:
Le decía Espinosa al gobernador de Castilla de Oro que "eran tantos los bohíos que había, que no hubo nadie que no se espantara o tuviera temor ante tan gran población".
"Hallamos allí infinito maíz, tantos venados que se contaron hasta 300, mucho pescado asado, pavas y comida de indios en abundancia".
Por ello, no fue casual que Natá fuera elegida por Espinosa para articular desde ese lugar la conquista de otros dominios, particularmente el del bravo cacique Urracá.
Luego de ser fundada por Pedro Arias Dávila el 20 de mayo de 1522, Natá ostentó el título de Alcaldía Mayor, y su extensión territorial abarcaba desde lo que hoy es Chame hasta los límites con la provincia de Veraguas.
Penonomé, hoy cabecera de la provincia de Coclé, al igual que otros pueblos vecinos como Olá, Antón, estuvieron bajo la jurisdicción de Natá por muchos años. En la época colonial, Natá recibió la llegada de 100 caballeros españoles que fueron enviados por órdenes directas de Carlos V, Rey de España.
Esos caballeros, que fueron escogidos entre las familias más nobles y distinguidas de España, traían la misión de mantener el dominio sobre los indios, conservar la cultura hispana y propagar la fe católica.
Desde esa época a la ciudad se le empezó a llamar Natá de los Caballeros. Don Gaspar Rosas Quiróz, preclaro educador, historiador y escritor penonomeño, en su último libro, titulado "Coclé de Natá", resalta que en el periodo de la conquista española Natá fue reconocida como “El granero del reino”, gracias a su rica producción agropecuaria.
También fue identificada como el principal punto de acometimientos contra el indómito Urracá y el núcleo preparatorio para la colonización de Veraguas, con la consecuente explotación de sus ricos yacimientos auríferos.
Patrimonio religioso
La Basílica Santiago Apóstol y la Capilla San Juan de Dios son dos joyas coloniales de esta ciudad, construidas por los españoles hace ya más de cinco siglos.
La Basílica es una de las primeras que fundaron los colonizadores en el litoral Pacífico americano y es la única que aún se mantiene en pie. Destacan de su arquitectura la alta torre, desde donde se divisa Natá y Aguadulce, así como el altar mayor y los altares menores.
La capilla San Juan de Dios de Natá de los Caballeros, construida en el último cuarto del siglo XVII (1670), según recogen en su escritos los historiadores, también tuvo como dependencia el hospital San Juan de Dios, fundado en nuestro país por fray Juan Burgos. Esta capilla fue de gran importancia, por cuanto facilitó el proceso misionero en esta región indígena y contribuyó en la construcción de la iglesia Santiago Apóstol.
Antiguamente también existía la histórica Iglesia de la Soledad, en honor a Nuestra Señora de los Dolores, pero debido a su gran deterioro y con la idea de hacer una avenina Central recta hasta la Plaza Urrutia, fue tumbada en el siglo XX. La misma se encontraba en un lote cercano a la residencia de una familia respetable en todo el corazón de la Central.

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